lunes, 12 de enero de 2009

Síntomas de un final ridículo

En los videos que aquí en Sagua se reciben (clandestinamente) de Undovisión nos enteramos de muchas curiosidades al margen de los grandes acontecimientos. Muchas veces una cumbre de mandatarios resulta más interesante por el “Por qué no te callas” que le dijo el Rey a Hugo Chávez que por la misma cumbre en sí. Esos pequeños detalles condimentan a estos documentales.

Los acontecimientos más curiosos son los que que le sucedieron a Fidel, como ese último con el periodista del Canal 41 de Miami Juan Manuel Cao que lo sacó de su control y hasta lo cogió con otros periodistas ajenos al asunto. Los que lo han visto dicen que “Cao le dió Cao”. El tirano dió un salto que quizás le provocó la primera defecación que más tarde lo llevó a la cama (o a la caja).

Hemos visto como un comediante argentino lo tomó por sorpresa saliendo del evento y le preguntó que si él quería que Kitchner fuera un tirano igual que él. Fidel se puso blanco como un cadáver pues no esperaba el imprevisto y no supo que responder, solo gagueaba. No está entrenado para las verdaderas preguntas de la prensa libre. En nuestro pais esta habituado a que los nobles periquitos (como algunos que conozco en Sagua) se babéen (o se cagen del miedo) entrevistándolo.

En Cartagena de Indias, Colombia, mientras cenaban los tres en una cumbre de presidentes, Aznar miró fijo al Fidel y le espetó sin rodeos:
-¿Por qué te has puesto una corbata tan fea?
Castro titubeó, acarició su pecho y se excusó:-No sé... Me la eligió el chico que se ocupa de mi ropa.
-°Pues quítatela de inmediato! -insistió Aznar sacándose la de él-.
°Venga! Te doy la mía.
Castro obedeció de mala gana.
-En serio, hombre. °Cómo no te fijas en lo que te pones!
-Ya dije -Castro empezó a transpirar con sus dificultades para hacerse el nudo-, es culpa del chico que prepara mis maletas.
-Dime ahora -el español le acercó el bigote-: tú eres socialista y resulta que usas un empleado hasta para ponerte la corbata. Yo, un burgués, me hago solo la maleta.

Hace 3 o 4 años ya tenía lagunas mentales, pero en los últimos dos solo tenía unos pocos chispazos de claridad y eso ya no se podía mostrar en público, así que con el cólon o sin el cólon había que encerrarlo para que no hiciera más papelazos.

El jóven era brillante, pero el viejo puro carbón.

Al final huvo que sacarlo de circulación por sus ridículos que culminaron con las famosas ollas arroceras, donde se exhibió como un vulgar vendedor de cacharros de cocina. Estaba completamente demente, o quizás simplemente ridículo sin discurso, el cerebro de la maldad se le secó, "La historia lo adsorbió". La operación intestinal en realidad ocultó la demencia senil que lo hacía parecer un payaso en todas sus presentaciones. Algunos altos funcionarios que lo rodean han llegado a comentar (en circulos que nunca son completamente cerrados) que a ellos mismos les daba pena oirlo opinar sobre cualquier tema. Sobre las actuales “Reflexiones” ya sabreros un día no lejano sobre ese trajinado equipo de redacción que se encarga del último fraude. La gran verdad es que los niños del “trasbordador 13 de marzo”, entre otros, no han dejado dormir al esperpento en medio de su loquera.

Adios Comediante, soy cristiano y no le deseo la muerte a nadie, pero si puedo decir: “que en paz descanse”. Vete, deja a tu pueblo libre que hay muchos muertos sagüeros que te esperan para sonarte un buen galletazo.

Tu final fue ridículo.

Desde Sagua la Grande, Pepe Beltrán